Su muerte ha sido comparada con la de la princesa “Lady Di”, y no porque ella se pertenezca a la familia real, sino por el revuelo mediático que ha causado su vida en los últimos años.
Jady Goody, británica, se lanzó a la fama a los 27 años cuando entró a concursar en el Gran Hermano Británico. Desde ese momento, todo lo que ha rodeado su vida ha sido un escándalo.
Mal educada, racista o grosera, son algunas de las medallas que se ha colgado tras su estancia en el “reality show”.
Aunque no ganó el concurso, todos hablaban de ella, para bien o para mal.
No conforme con esto, volvió a pasar por otra nueva edición del reality, esta vez en la India, donde se la criticó por sus comentarios racistas hacia una concursante.
La prensa británica, los periodistas, todos los ciudadanos la criticaban ya que era el claro ejemplo de una persona desfavorecida, y sin embargo, su fama crecía como la espuma.
Ya ven, ¡todo un show!!
Y su vida nada fácil. Su infancia, lo más desafortunada que alguien puede vivir. Su padre, drogadicto y en la cárcel, acusado de un robo, murió prematuramente, su madre sufrió un accidente y Goody tuvo que cuidar de ella, y la joven, sin acudir al colegio y sin recibir una formación básica.
En medio de todo esto se presenta la oportunidad de Gran Hermano, una forma para abandonar toda esta miseria.
Sin embargo, su vida se truncó.
Mientras participaba en la edición de la India, le detectaron un cáncer de útero, por lo que tiene que abandonar el programa.
Lo que nadie esperaba es que esto sería el causante, meses más tarde, de su muerte.
Una muerte rodeada del más asombroso espectáculo. Tras conocer que su vida se prolongaría pocos meses, comenzó una oleada de exclusivas y negocios.
Vendió todo: su boda con un joven recién salido de la cárcel, sus idas y venidas al hospital, las sesiones de quimioterapia, y todo lo que rodeó su vida esos meses.
El motivo: que sus dos hijos, de 4 y 5 años no pasaran por el mismo infierno que ella y reciban una educación digna.
El día 22 de Marzo, falleció en su casa de Londres alejada de las cámaras, acompañada por sus hijos y su reciente marido. Terminaban así, unos meses de infierno para unos, y de alegría y rentabilidad para otros, puesto que las imágenes de su muerte también estaban destinadas a exclusiva.
Y en medio de todo, la polémica surgida por algo nunca visto en Europa. Pero, ¿quién tiene la culpa de esto?, ¿porqué rentabilizar una cosa de estas características?, ¿a quién le interesa la vida de una joven desafortunada?
Todos estos interrogantes han surgido con motivo de este sorprendente reality, ya que se puede denominar así a la vida de Goody.
Sin duda, para mí los culpables de todo los medios de comunicación, ya que están convirtiendo en noticia algo que resulta lo más extremo a eso.
Pero ¿por qué ocurre todo esto? Está claro que una cosa como esta resulta golosa a los medios de comunicación, que parece que en los últimos tiempos lo único que quieren es sacar rentabilidad a costa de cualquier cosa.
Lejos han quedado los tiempos en los que en televisión no aparecía espectáculo, se ejecutaba censura o ni siquiera veíamos ciertas cosas. Ahora, todo está permitido, el público está acostumbrado a ver de todo, y eso le gusta. Pero, ¿quién tiene la culpa de todo? Es una pregunta recíproca, tanto los medios que lo emiten como las personas que lo vemos. Vivimos en una nueva sociedad caracterizada por el morbo y el espectáculo, y si los medios pueden aprovechar eso, siempre lo harán.
Además, si miramos la cara positiva, en estos meses el número de visitas al hospital entre adolescentes se triplicó, preocupadas y concienciadas con el cáncer de útero.
Por eso, en cuanto a las críticas hacia la joven, cada uno es libre de actuar y decidir con su vida lo que quiere, y si le dan la oportunidad de vender su vida y llevar a cabo todo esto ¡ADELANTE!
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